Historia

La Asociación Nacional de Responsables y Expertas y Expertos en Gestión de Personas en la Administración Local (ANEXPAL) nace desde un grupo plural de gestores y gestoras de recursos humanos en ayuntamientos y diputaciones desde la constatación de una necesidad.

Empecemos por un dato. Casi 600.000 personas prestan sus servicios hacia la ciudadanía en las administraciones locales, sin contar con empresas públicas, consorcios, fundaciones o entidades empresariales. Suponemos, así, algo más del 25% del total del empleo público de este país.

Las administraciones públicas no fabricamos productos, sino que prestamos servicios al más exigente de los clientes, los y las ciudadanos. Y para ello, las personas son imprescindibles. En las administraciones locales, además, lo hacemos desde la exigencia adicional que supone la accesibilidad y la proximidad. No en vano, somos las administraciones más cercanas a los ciudadanos y sus problemas y necesidades. Estar a la altura de las demandas y expectativas ciudadanas no es una opción, sino una cuestión de pura legitimidad para las administraciones locales, fuertemente cuestionadas en los últimos años.

El reto de gestionar este capital humano es enorme. En las administraciones locales, junto a la exigencia de estar en condiciones de proporcionar las y los profesionales más idóneos para prestar los mejores servicios atender sus derechos y mantenerlos motivados y formados para procurar unos servicios públicos a la altura de las expectativas ciudadanas, debemos, además, gestionar de forma coherente la diversidad. Diversidad no sólo en las plantillas que gestionamos (diversidad de servicios, de regímenes, de situaciones), sino también en la normativa a la que nos sujetamos y aún incluso en nuestro propio contexto local, esencialmente plural, diverso y heterogéneo, en el que conviven realidades administrativas, sociales, económicas y organizativas que recorren todo los escenarios posibles desde el pequeño municipio rural a la gran urbe, desde la diputación hasta las comarcas o mancomunidades.

Debemos hacerlo, además, en un entorno cada vez más líquido y cambiante, con menos certezas, que requiere organizaciones flexibles y adaptables.

Sólo pueden prestarse servicios públicos de calidad por empleados motivados y comprometidos con los servicios y las necesidades de los ciudadanos y a esto es necesario contribuir con una gestión profesional y colaborativa de las personas que desarrollan su actividad en el ámbito de las administraciones locales.

La gestión de las personas que trabajan en las administraciones públicas resulta por todo esto una cuestión estratégica. El éxito de cualquier intento de cambio, de mejora, de calidad, de innovación pasa necesariamente por las personas que trabajan en nuestras organizaciones. No existe ningún proyecto, ninguna política a implantar, ningún plan de mejora, de trabajo o estratégico que no apunte a que la gestión de las personas resulta un cimiento básico.

Afrontar todo esto exige un conocimiento experto. La gestión de personas en las administraciones locales requiere entender y manejar con solvencia tanto instrumentos legales complejos pero a veces escasamente coherentes o adecuados, como herramientas organizacionales, laborales y de atención a la persona y sus necesidades, y además, hacerlo con capacidad de comprensión, negociación y diálogo con muy diversos actores.

En paralelo se abren nuevos y apasionantes retos, como las consecuencias de la contratación pública estratégica, la tecnificación y digitalización de los entornos laborales, la renovación generacional necesaria de la función pública, que deben enfrentarse, y por tanto, que requieren una visión que vaya más allá de lo meramente coyuntural, so pena de que pasen de ser oportunidades a losas cuya carga llevaremos penosamente.

La realidad a menudo no responde a lo que marca la teoría. Quienes asumimos la gestión de personas en las administraciones locales no siempre percibimos una comprensión suficiente por los diversos actores del papel estratégico, esencial, que tienen los recursos humanos para unos servicios públicos eficientes e innovadores en un contexto de cambio permanente.

En la práctica de muchas de nuestras organizaciones se mantiene una concepción histórica de la gestión de personas más centrada en su pura administración instrumental, aspecto sin duda necesario pero hoy no suficiente, que en una visión que reconozca su valor transformador y básico para el objetivo final de proporcionar los mejores servicios a los ciudadanos como garantía de la legitimidad de nuestras organizaciones.

Sin duda esa concepción instrumental, ajena a una visión del papel estratégico que debe jugar hoy la gestión de las personas de nuestras organizaciones, es la causa de que frecuentemente quienes nos responsabilizamos de la gestión de las personas que forman nuestras plantillas, no formemos parte del proceso de toma de decisiones o lo hagamos de forma meramente incidental, con el resultado de que se exige que gestionemos decisiones ya tomadas que pueden resultar difíciles de atender o de consecuencias no queridas o no previstas desde la complejidad de gestionar a las personas de nuestras organizaciones.

Sin embargo, cualquiera que sea el nivel de madurez de la organización, somos los responsables y gestores de recursos humanos los que podemos proporcionar la experiencia y el conocimiento de las consecuencias de esas decisiones desde nuestro conocimiento experto.

Esta insuficiente consideración de nuestra voz no se produce sólo hacia el interior de nuestras organizaciones. También en el ámbito normativo es insólito que se escuche en procesos de elaboración de normas a quienes, desde el día a día y a pie de calle, asumimos la tarea de gestionar a esas 600.000 personas que conforman el empleo público local, y por ello podemos aportar a la norma una visión no sólo técnica, sino también práctica. Somos nosotros quienes, en buena medida, acabaremos aplicando esas normas y gestionando sus consecuencias, en ocasiones negativas o incoherentes con los fines de la norma, sin haber podido participar en su redacción.

Desde este análisis, quienes fundamos ANEXPAL entendemos que era preciso que quienes asumimos la responsabilidad de gestionar personas en nuestras administraciones locales encontráramos un espacio común que nos permitiera conocernos entre nosotros y así encontrar un ámbito donde compartir experiencias e ideas, y reconocernos y ser reconocidos como actores necesarios en los procesos de definición de las políticas públicas y en su implantación, poniendo en valor nuestro papel diferenciado y específico en la gestión municipal.

ANEXPAL surge con este fin. Nacemos con la vocación de ser la casa de todos los que hemos asumido el papel práctico y efectivo de ser las y los responsables y gestoras o gestores de personas en nuestras organizaciones desde el convencimiento compartido de que la mejora de nuestros conocimientos, competencias y habilidades pueden contribuir a un mejor servicio público, con independencia de la categoría, procedencia, tamaño de nuestras organizaciones o ideas personales, porque todos compartimos esa idea fuerza en común.

Una casa abierta y amable donde expresarnos, participar, debatir, aportar, compartir, escuchar y aprender de forma cooperativa, donde trabajar colaborativamente y generar redes, y desde la que salgan ideas colectivamente asumidas que puedan contribuir a la mejora de unas administraciones públicas locales, que precisan de una permanente legitimación social posible sólo desde una alta atención a las expectativas y necesidades ciudadanas desde los servicios públicos, y al imprescindible cambio cultural en nuestras organizaciones que las alinee con esas necesidades ciudadanas y las oriente decididamente hacia la gente y los servicios públicos.

Consideramos, además, que estos objetivos deben conseguirse desde unos valores comunes y compartidos que deben dotar de sentido y trascendencia nuestra actuación. Por eso ANEXPAL asume desde sus estatutos La defensa de un servicio público cuya acción esté decididamente orientada hacia la ciudadanía;

• La integridad y ética pública;

• La defensa decidida de la autonomía local;

• La atención a la diversidad como elemento de enriquecimiento de las organizaciones públicas;

• El compromiso con la igualdad efectiva entre mujeres y hombres;

• El reconocimiento a los representantes sociales y a su papel;

• y una profunda vocación europeísta.

Queremos asumir este papel desde la colaboración con la totalidad de actores implicados en la mejora de las administraciones públicas, ya sean instituciones, organizaciones profesionales, sindicatos, partidos, representantes sociales o entidades sociales, porque sólo desde la colaboración y el mutuo reconocimiento son posibles los cambios.

Creemos que el reto es apasionante y que la oportunidad que ANEXPAL nos abre para conocernos nos ha de enriquecer personal y profesionalmente a todos. Por eso os animamos a uniros al proyecto y a participar con nosotros.